top of page

El ruido, los silencios y yo

Foto del escritor: Amor HdzAmor Hdz

Llevo un par de meses en lo que yo llamo una "desintoxicación consciente". Me he dado cuenta de que muchas cosas que cargaba desde siempre —patrones, creencias, personas, hasta ropa y recuerdos— ya no tienen lugar en mi vida. Todo eso se fue acumulando poquito a poquito, sin darme cuenta, hasta que un día sentí que ya era demasiado. Me empezó a incomodar al punto de que no podía ignorarlo más. Y aunque no ha sido fácil, esa incomodidad fue justo lo que me dio la energía para empezar a soltar.

Obviamente no es como que todo desaparezca de un día para otro, y menos cuando estoy en una batalla constante con mi trastorno. Siempre hay algo nuevo que aprender para llevarme mejor conmigo misma, y en este proceso he entendido que soltar también es parte de ese aprendizaje.

Una de las cosas más duras fue enfrentar los silencios. Aceptar que no estaba bien estando sola me dio en el ego, porque me di cuenta de que por evitar esa soledad había cometido errores. Me metí en relaciones que no me hacían bien solo por no sentirme sola, pero al final terminaba más sola de lo que estaba antes. Todo empezó a pesar más de lo que debía: relaciones vacías, cosas acumuladas, emociones guardadas. Hubo días en los que lloraba sin razón o hasta el simple hecho de hablar con alguien me daba ansiedad. Vivía en un estado de alerta constante, y llegó un punto en que supe que ya no podía seguir así.

Me puse a pensar en esa necesidad que tenía de estar con alguien más. Y me di cuenta de que no era tanto "necesidad" como miedo: miedo a lidiar con mis pensamientos, con el ruido en mi cabeza, con los silencios que trataba de llenar como fuera. Pero lo peor es que las personas que trataba de meter en mi vida terminaban ocupando más espacio en mi mente del que realmente habían ocupado en mi vida. Era un círculo vicioso.

Eso solo alimentó un miedo que sigo trabajando: el miedo a no ser suficiente, a no ser elegida. Sentirme como una opción más, igual que todos somos "opciones" en este ciclo de apps de citas, redes sociales y conexiones efímeras. La verdad es que muchas veces nos convertimos en ganado emocional para alguien más, y eso me parece muy triste. Todo está tan hiper-sexualizado —en la música, en los libros, en las redes— que al final terminamos viéndonos como objetos para los demás, y dejamos de lado lo que realmente importa: las conexiones reales.

Conocer a tantas personas por apps de citas también me cambió mucho la forma de ver el amor y las relaciones. Ahora, al hacer un recuento, me doy cuenta de lo fracturada que es esa experiencia. Dejas entrar a personas en tu mundo, te emocionas un poco, y luego desaparecen como si nada. Y aunque hacemos memes y TikToks para reírnos de eso, la verdad es que sí duele. ¿De verdad valemos tan poco como para que sea tan fácil ignorarnos de un día para otro? La respuesta es que sí, porque nosotros también lo hacemos. Es un ciclo de desconexión en el que todos participamos, y eso, inevitablemente, cambia cómo vemos las relaciones.

En medio de todo esto, un día decidí empezar a cuestionarme. Tomé esas famosas “50 preguntas profundas para enamorar a alguien” y, en vez de hacérselas a otra persona, me las hice a mí misma. Quería saber qué iba a responder sin tratar de quedar bien, sin querer parecer más interesante, más graciosa o más inteligente para gustarle a alguien. Y wow, fue un ejercicio que me dejó pensando muchísimo. Me di cuenta de lo interesante que puede ser mi propia mente. Preguntas tan simples como esas pueden tener respuestas que te sacuden. Desde entonces, me las hago de manera constante, porque quiero seguir conociéndome, saber qué me gusta, qué me duele, qué me hace llorar.

Hoy, mi perspectiva sobre el amor es completamente diferente. Estoy en una relación conmigo misma, y es la mejor que he tenido. Los sábados tengo citas a solas; los domingos me quedo en mi casa con mi perro Pedrito, preparo mi desayuno de la semana, cocino algo rico (o pido una pizza con todo lo que se me antoja), y me tomo una copa de vino o una cervecita. Me arreglo todos los días, no porque alguien más vaya a verme, sino porque me hace sentir bien verme yo. Claro que hay días en los que no me soporto, pero he aprendido que eso también es parte de la relación que tengo conmigo.

Antes, buscaba en las relaciones algo que le diera emoción a mi vida. Quería que alguien más llenara ese vacío, y eso me causaba mucha ansiedad. Ahora, lo que quiero es tranquilidad y una conexión real. Si alguien llega, será alguien que me sume, no alguien que venga a llenar un espacio que yo ya estoy llenando por mí misma.


Y ahora te pregunto a ti, que estás leyendo esto: ¿alguna vez te has hecho esas preguntas profundas a ti mismo? ¿Has tenido una cita contigo mismo? ¿Te has consentido, te has conocido, te has dado tiempo?


Hoy, puedo decir que soy una historia que quiero leer y escribir. Ya no estoy esperando que alguien más le dé sentido a mis páginas.


--Amor Hdz.

 
 

Entradas recientes

Ver todo

Preguntas al vacío

Hay días en los que despierto y la nostalgia se queda conmigo, como si hubiera encontrado en mi almohada su lugar favorito. A veces me...

Comments


Contáctame

Pregúntame lo que sea.

"Todos los textos publicados en este blog son propiedad intelectual de Amor M. Chávez H. y están protegidos por derechos de autor. Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización."

bottom of page